Los mítines preelectorales nos ofrecen un variado mosaico de promesas por parte de los candidatos, que como saben no es obligado cumplirlas las hacen sin ningún rubor de cara a la conquista descarada del voto. Luego ya se sabe, si te he visto no me acuerdo... Así, tanto Roberto Jiménez como Yolanda Barcina han afirmado que están por escuchar a la ciudadanía y por la participación de ésta... No sé si será un lapsus pero ambos ya han olvidado que 25.000 vecinos pedimos un referéndum para decidir si se hacía o no el parking de la Plaza del Castillo y no se nos hizo ni caso.
Resulta enternecedor escuchar a Yolanda Barcina y a su sucesor Enrique Maya hablar de sostenibilidad, medio ambiente y economía verde. De pronto -al darse cuenta de que lo verde vende- se han transformado en adalides de este color cual poseso ecologista.
Quienes hemos seguido las dos últimas legislaturas del Gobierno de Navarra y del Ayuntamiento de Iruñea tenemos conocimiento del daño ambiental que desde esas instituciones se ha hecho en nuestra comunidad. No es casualidad que una reciente invitación a los grupos ecologistas por parte de Yolanda Barcina para mantener una reunión en el café Niza se tuviera que suspender por la negativa de éstos a acudir a la cita.
En campaña, el candidato al Ayuntamiento, Enrique Maya, nos ha prometido numerosos parques en la ciudad que, por supuesto, de llevarse a cabo, seguirán aumentando el endeudamiento de las arcas municipales.
Lo que no nos ha dicho es el por qué de la negativa sistemática de UPN en el Ayuntamiento a aprobar de una vez el Plan Director de Gestión, Normativas Técnicas y Ordenanzas de Zonas Verdes y Arbolado de la Ciudad, encargado allá en el año 2004 y durmiendo en el cajón de la mesa de Barcina desde esa fecha. Ese plan sería una garantía frente los desmanes municipales contra las zonas verdes y el arbolado municipal.
El candidato Enrique Maya tampoco nos ha dicho por qué se taló el arbolado de los taludes del río Arga, con la eliminación de 513 ejemplares de diferentes tamaños y edades y un rico hábitat irrecuperable. O sobre el proyecto del parque de Aranzadi, que mucho mejor dejarlo como estaba sin tocarlo.
También podría darnos una explicación de por qué han cubierto de cemento -en vez de plantar arbustos y mantenerlos- las 34 macetas situadas al lado derecho de la carretera que baja por el Portal de Francia, o por qué se han cortado los dos hermosos pinos situados al comienzo de dicha carretera, o por qué no se reponen con árboles los cinco alcorques vacíos existentes en la Plaza del Castillo. Se ve que lo suyo no son los desplazamientos a pie, porque de no ser así los habría visto.
También podría explicar por qué todos los proyectos municipales conllevan la eliminación de todo o parte del arbolado existente. Ejemplo, en todos los parking de Plaza del Castillo, Aduana, Carlos III, calle Olite, Plaza de Toros, Iturrama, etcétera. En la reurbanización de Media Luna se talaron 20 ejemplares. En la zona de Hospitales 25. En el proyecto Camino de Santiago, a su entrada desde Burlada, se eliminaron 65. En la reurbanización de la cuesta 2 de Mayo se eliminaron 20. En la nueva Estación de Autobuses se talaron 200 ejemplares. En el carril bici a su paso por la Vuelta del Castillo más de lo mismo. 60 árboles en el ascensor de Media Luna, en la urbanización de Lezkairu… Podría seguir aportando datos, pero tampoco es cosa de aburrir, no obstante, desde Lurra hemos calculado que se han talado para diversas obras y urbanizaciones en estas dos legislaturas alrededor de 10.000 árboles, y aunque algunos se han repuesto, se necesitan por lo menos 25 de estos para compensar uno de los adultos.
La pretensión de Barcina de dirigir el Gobierno de Navarra nos da miedo visto estos y otros antecedentes a nivel ambiental. Miedo a seguir tan mal o peor que con Miguel Sanz, donde por primera vez la ciudadanía tuvo que crear en nuestra comunidad una coordinadora que aglutinase el rechazo a la numerosa problemática ambiental existente por todas partes. Me refiero a las obras del TAV, las Centrales de Castejón, el Plan de Residuos, las presas de Sarria, la urbanización Aroztegia en Lekaroz, el camping de Ablitas, la incineración en la cementera de Olazti, el polígono industrial en Urdiain, la destrucción ambiental del monte Ezkaba con las nuevas pistas, el polígono de tiro de Bardenas, la cartuja de Ezkabarte, las canteras en el Lic Alduide en Zilbeti y Espinal, la red eléctrica por Tierra Estella, la orden general de vedas, los transgénicos, la telefonía móvil y redes wifi, las macro urbanizaciones de Egüés y Guendulain, la cárcel de Soltxate, el incumplimiento con Kyoto de emisiones de efecto invernadero, etcétera. ¿Tendrán otras comunidades tan numerosos y granados problemas ambientales?
Y… ¿qué podemos decir de la información y participación ciudadana en los proyectos ambientales, tal como exige el convenio de Aarhus firmado por el Estado español? Pues que no funciona como debiera y al ciudadano y sus organizaciones se les margina sistemáticamente en estos procesos. Esto llega a que ni se reúnan -porque el Gobierno así lo ha decidido en contra de la ley por la cual se crearon- los consejos de Medio Ambiente, patronatos de Andía-Urbasa, patronato de Bértiz, etcétera.
Por otra parte, el Departamento de Medio Ambiente de siempre ha estado ligado a otro departamento -antes a Ordenación del Territorio y ahora a Desarrollo Rural-, lo que nos da una idea de la sensibilidad ambiental del Gobierno. Su presupuesto muy limitado -el segundo más bajo del Estado después de la comunidad de Madrid- alcanza solamente el 0,9 de los Presupuestos Generales de Navarra y en pocos años se ha reducido en un 30%. Esto obliga a externalizar parte del trabajo y a que por ejemplo la actualización y clasificación de las vías pecuarias se eternice debido a la falta de personal. Con todo, un mayor presupuesto tampoco garantizaría una buena y sostenible práctica ambiental del departamento, ya que éstas dependen de la política ambiental que desarrolle la consejería.
Todos los despropósitos ambientales expuestos nos obligan a hacer una reflexión profunda de a dónde nos ha llevado el Gobierno de UPN, con la inestimable colaboración del PSN. Esto no debería seguir así y ahora está en nuestras manos cambiarlo. Nos lo exige nuestra responsabilidad con Navarra, con el Planeta Tierra en peligro, con el futuro de nuestros descendientes.
Miembro de Lurra, por Juan del Barrio
fuente : "Diario de Noticias"
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