La Mancomunidad ha
adjudicado el trabajo a la empresa Erri-Berri, mientras ultima construir un
nuevo depósito
Ocho
meses después del derrumbe del depósito de agua de Arre, la Mancomunidad de la Comarca de
Pamplona ultima la demolición de los restos de hormigón que aún quedan en
pie. Los trabajos se han adjudicado a la empresa Erri-Berri y el
inicio de los trabajos está pendiente de las preceptivas licencias de obra.
Demoler la estructura de hormigón de depósito costará 38.850 euros más IVA. El
solar quedará después listo para construir uno nuevo. Esta es la intención de
la Mancomunidad, plasmada ya en la anterior legislatura y retomada por el
actual equipo de gobierno. La decisión se adoptó semanas después de que el
depósito, con 8.000
metros cúbicos de capacidad, reventara el 13 de junio de
2015 a
causa de un fallo en la estructura, según determinó el posterior informe
técnico. Desde entonces, el abastecimiento de agua a los domicilios e
industrias de Villava y Ezcabarte se
acomete a través desde Miravalles, en Huarte.
ANTES DE FIN DE AÑO
El
trámite es complejo, como lo fueron las investigaciones para aclarar los
motivos del derrumbe, de manera que la reconstrucción se ralentiza. En todo
caso, el proyecto está muy adelantado y la Mancomunidad estima que las obras
comenzarán en una fecha aún sin definir, en el último cuatrimestre de este año.
De esta forma, la nueva infraestructura estaría lista para el verano de
2017.
El depósito de Arre, situado en el valle de Ezcabarte, al que también daba
servicio, tenía 34 años de antigüedad y estaba fabricado en hormigón
pretensado, con una altura aproximada de cinco metros Situado en lo alto de una
colina entre Arre, Olloki y Huarte,
era uno de los depósitos de mayor capacidad de los 135 que hay en Pamplona y la
Comarca. Hay concretamente un total de 23 estructuruas de entre 1.000 y 10.000 metros cúbicos,
franja en la que se encuentra el depósito siniestrado. Y siete de ellos se
encuentran en un radio de pocos kilómetros, precisamente en torno al de Arre.
Tal vez por este motivo no resultó complicado reanudar el abastecimiento a las
localidades afectadas por el derrumbe. Cuando reventó, la estructura almacenaba
8.000 m3,
unos 800.000 litros,
que llegaban sobre todo a los domicilios de Ezcabarte y Villava.