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martes, 30 de marzo de 2010

El proyecto de la Cartuja de Náguiz



Hablar de vida contemplativa, soledad, silencio, constante interrupción del sueño para dar gracias a Dios, hoy en día, parecen cosas de locos.
Quizá nos tendríamos que preguntar si ser cartujo, si sentir la llamada de Dios a esta vocación, no exigirá tener un carácter equilibrado y una madurez humana al alcance de unos pocos que han querido y quieren unirse con simplicidad de vida al Señor, sin que nada ni nadie los detenga.
La noticia de que los cartujos podrían instalarse en el Señorío de Náguiz, donde hemos disfrutado todos desde niños de grandes y tranquilos paseos, así como de su entorno, me llena de alegría, ya que nadie mejor que ellos pueden garantizar al valle hermosura y grandeza en un futuro.
No es extraño que los cristianos, que vivimos en un mundo sumido en continua y atropellada actividad, no encontremos un minuto para Dios. Las razones para no orar parecen justificadas y perfectamente razonables : trabajo, hijos, amigos, familia .... y además en nuestras casas no hay espacio adecuado y silencioso donde poder concentrarse.
La palabra renuncia provoca casi un rechazo visceral en las sensibilidades modernas, más dadas a buscar experiencias gratificantes y placenteras, porque parece que eso "realiza" más que la antipatía y frustrante renuncia. Sin embargo, junto al despojamiento, los cartujos, nos muestran la paradójica riqueza de estos hombres entregados a Dios.
¿ Cuánto tiempo hace que no nos regalamos una buena lectura, sin prisa ? ¿ Cuánto tiempo, que no permanecemos callados el espacio suficiente como para aquilatar las palabras que hemos de pronunciar ?
Quizá si fuésemos capaces de vez en cuando de huir del mundanal ruido, nuestra vida sería distinta y posiblemente más plena. ( ... ) Mi agradecimiento a todos aquellos que intentáis llevar adelante este gran proyecto de Cartuja de Náguiz !

Gemma Arbizu
Nicolás Arbizu
Fina Perpiña
María Aristu
Cartas al director
Diario de Navarra

1 comentario:

  1. Vamos a ver que yo tambien soy cristiano, pero joder como si la institución de la iglesia no tuviese sificientes locales.
    Con la vergüenza que siento por que el arzobispado ponga a su nombre iglesias, parroquias, ermitas, cementerios y anexos a estos, solo por el afan de propiedad, cuando durante siglos han sido los pueblos (sin distinción de creencias religiosas) quien los han mantenido....
    Se puede orar en las iglesias, en casa. Y desde luego el mensaje de Jesús no era llevar una vida contemplativa de rezos a dios, si no una vida de lucha contra el poder, por los necesitados, lo llamados pecadores, los obreros.
    ¿Suena de rojos? pues era así y seguira siendo así, aunque la iglesia oficial este podrida.

    Un Saludo

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